Polarizad@s.

A quién va dirigido

El curso va dirigido principalmente no sólo a estudiantes universitarios en el ámbito de las ciencias sociales tanto de grado como de postgrado, sino también a toda la ciudadanía que esté interesada en cuestiones de actualidad política. Al contar con una nómina de ponentes de primer nivel y que están muy presentes en el debate público del país, un número alto de inscripciones está garantizado.

Ponentes

Dirección: Pedro Riera, Profesor Titular de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid. Enlace a Curriculum

1. Amuitz Garmendia, Profesora Visitante de la UC3M.
2. Robert Fishman, Profesor.
3. Lluís Orriols, Profesor Titular de la UC3M.
4. Pablo Simón, Profesor Titular de la UC3M.
5. Aleksandra Sojka, Profesora de la UC3M. Investigadora Juan de la Cierva- Centro de Excelencia Jean Monnet.

Los altos niveles de polarización política registrados constituyen uno de los principales retos de las democracias de nuestro entorno en la actualidad. Asistimos al surgimiento de una nueva forma de polarización de naturaleza afectiva, que se refiere a la brecha entre los sentimientos positivos que inspiran los conciudadanos que comparten con nosotros una misma ideología y los negativos que nos provocan los que no lo hacen. Estos considerables niveles de polarización convierten a nuestras democracias en vulnerables. Cuando las democracias están polarizadas, la confrontación política se percibe como un juego de ganadores y perdedores en que los votantes entienden la victoria electoral de los partidos que les causan desagrado como una amenaza a sus vidas y las élites conciben a sus contrincantes como unos enemigos a los que hay que destruir en lugar de unos actores con los que llegar a acuerdos. En estos contextos, tanto el gobierno como la oposición son más proclives a adoptar políticas iliberales y a recurrir a estrategias antidemocráticas para mantenerse y alcanzar el poder, respectivamente, deteriorando como consecuencia nuestras democracias. Así, lo que está en cuestión no es sólo la calidad de la democracia, sino su propia supervivencia.